El Banco Central (BCU) realiza periódicamente lo que se conoce como stress test, esto es simular diferentes situaciones en la economía para ver que pasaría en esos casos con la situación del sistema financiero, en particular con los bancos. Es una manera de ver si el capital con el que cuentan esta bien y adelantarse a posibles crisis.

La semana pasada se reunió el Comité de Estabilidad Financiera (que integran el BCU, el Ministerio de Economía y Finanzas y la Corporación para la Protección del Ahorro Bancario) y allí señaló que se realizaron “pruebas de tensión en un hipotético escenario de riesgo caracterizado por una profundización y persistencia del shock provocado por el COVID-19”.

“Los resultados indican que aún cuando las instituciones bancarias se verían afectadas, estarían en condiciones de procesar el riesgo”, indicó el comunicado del comité sin entrar en detalles.

La última prueba de este tipo que está publicada se realizó a fines del año pasado y fue divulgada recientemente en el Reporte Anual del Sistema Financiero del BCU. Sirve, ya que la situación de los bancos no tuvo grandes variaciones, para ver qué tipo de crisis podrían soportar.

En el llamado “Escenario Adverso”, el BCU simuló una caída del Producto Interno Bruto (PIB) de 3,64%, una suba del dólar de 22,24%, una inflación de 9,51%, tasas de interés internacionales en 2,86% y un riesgo país de 511 puntos básicos. En el llamado “Escenario de crisis”, la caída del PIB simulada fue de 8%, la suba del dólar de 35%, la inflación de 12%, la tasa de interés de 4,04% y el riesgo país de 1.000 puntos básicos.

El capital regulatorio del sistema bancario era 17,84% del total de activos ponderados por riesgo. En el primer escenario, apenas bajaría a 16,86% y en el de crisis a 12,34%. Por lo que “el sistema superaría sin grandes problemas ambos escenarios”, concluyó el BCU.