Argentina: hay nueva etapa pero sin un giro en el rumbo
Nueva conducción económica ante el desafío de crecer y alinear el gasto.
BUENOS AIRES GUSTAVO STOK 09 ene 2017 El País
La salida de Alfonso Prat-Gay y la asunción de Nicolás Dujovne como ministro de Hacienda no implican un giro en el rumbo económico del gobierno de Mauricio Macri. Sin embargo, el relevo ministerial marca el inicio de una nueva etapa.
“Después de un año en que la atención principal estuvo colocada en temas como la salida del cepo cambiario, la corrección de las distorsiones monetarias y la reinserción del país en el mercado internacional, a partir de ahora la cuestión fiscal pasará a dominar la agenda”, dijo el economista Dante Sica, director de la consultora Abeceb en Buenos Aires.
Esta nueva etapa, que incluirá recortes en algunas partidas presupuestarias, promete tensar el escenario político en un año con las elecciones parlamentarias de medio término fijadas para agosto y octubre próximos. Mientras el gobierno sostiene que los cambios procurarán otorgarle mayor eficiencia y equidad al gasto público, para buena parte de la oposición y de las centrales sindicales representan el inicio del postergado ajuste fiscal.
Contra la mayoría de los pronósticos que auguraban una moderación en la expansión del gasto público tras la salida del kirchnerismo, el gobierno de Macri sorprendió en su primer año de gestión con un aumento de las partidas presupuestarias cercano al 35%, en línea con el alza de la inflación. Mediante mayores recursos para planes sociales y transferencias a las provincias, la Casa Rosada buscó alcanzar un doble objetivo: suavizar los efectos de la dura recesión económica y retener razonables niveles de gobernabilidad.
Pero esos mayores gastos, en medio de las reducciones de gravámenes dispuestas al sector agropecuario y a la minería, profundizaron el rojo de las cuentas públicas heredado de la gestión de Cristina Fernández. De hecho, la modesta meta fijada para el 2016 de un déficit fiscal equivalente al 4,8% del PIB solo pudo ser alcanzada gracias a los recursos extraordinarios provenientes del blanqueo de capitales.
Para financiar ese déficit sin tener que apelar tanto a la emisión monetaria del Banco Central —herramienta utilizada en forma creciente durante la última etapa del ciclo kirchnerista—, el gobierno de Macri apeló al endeudamiento. El año pasado se emitieron unos US$ 45.000 millones, incluido los recursos destinados a cancelar la deuda con los fondos buitre. En 2017, en tanto, la cuenta llegará a US$ 38.000 millones para cubrir el déficit y hacer frente a vencimientos, según está establecido en el Presupuesto.
El problema es que esa dinámica, en un contexto previsto de tasas de interés más altas tras el triunfo de Donald Trump en Estados Unidos, comenzó a encender alertas sobre la capacidad de financiamiento de Argentina en el mediano plazo. Ese contexto aceleró el cambio de agenda económica.
“Culminado el grueso de la agenda para liberar la economía y reinsertar a Argentina en el mundo, ahora las expectativas privadas se centran en la estrategia oficial que permita reducir los déficit fiscal y externo, y converger a una dinámica económica sostenible en el tiempo”, dijo Ramiro Castiñeira, economista de la consultora Econométrica.
Recorte.
A Dujovne no le aguarda una tarea sencilla. Sin los ingresos extraordinarios del blanqueo, el déficit fiscal de 2016 cerró por arriba del 5% del PIB. Para este año, la meta fijada en el Presupuesto es de un déficit de 4,2% objetivo que el nuevo ministro de Hacienda anunció que aspira sobrecumplir. El camino será arduo porque, en simultáneo con reducir el desequilibrio de las cuentas públicas, Dujovne anticipó que pretende bajar impuestos distorsivos e incrementar las partidas para obras de infraestructura. “Son objetivos contrapuestos. Alcanzarlos requerirá una mirada muy firme y una fuerte mejora de la eficiencia del gasto público”, considera Sica.
¿Por dónde pasará la búsqueda de mayor eficiencia? Dujovne adelantó que la tijera no será usada para cortar gastos sociales, sino improductivos. Por ejemplo, se fusionarán organismos, secretarías de Estado, subsecretarías y direcciones. Otro de los ejes pasará por mejorar los números en las 53 empresas del Estado, que cargan con un rojo equivalente al 0,6% del PIB. Ese menú se completará con nuevas reducciones de subsidios a las tarifas de servicios públicos, que aún representan cerca del 3% del PIB.
Con esos recortes, el objetivo es ir disminuyendo en forma gradual un nivel de gasto público que equivale en Argentina a más del 40% del PIB, el doble que el registrado en 2004. Pero todos esos ajustes amenazan con agitar la conflictividad social en un año electoral.
A favor, Dujovne hereda un incipiente cambio de tendencia en algunas variables. Aunque siguió cayendo con respecto al 2015, el PIB del cuarto trimestre del año pasado ya habría registrado un leve aumento con respecto al tercero, según las previsiones. Sería el primer trimestre de expansión luego de cuatro consecutivos de contracción.
Para el corriente año, las estimaciones recopiladas por el Banco Central prevén un alza del 3% del PIB. “Habrá que ver cuánto podrá recaudarse por el crecimiento de la economía y los ingresos tributarios del blanqueo. El gran desafío de Dujovne es cumplir la meta de déficit fiscal, lo que disiparía buena parte de las dudas sobre la economía argentina”, señaló Sica.
Caputo al frente de la otra área
Con la salida de Prat-Gay el gobierno argentino decidió dividir el Ministerio en dos áreas: Hacienda por un lado y Finanzas por otro. Esta última pasó a ser liderada por Luis Caputo, que fue parte del equipo del ministro saliente como subsecretario de Finanzas.
En ese rol fue designado en el inicio de la administración Macri para negociar un acuerdo con los “fondos buitres” y lograr que Argentina saliera del default, proceso que completó con éxito. El nuevo jerarca es primo hermano de Nicolás Caputo, amigo y hombre de confianza del presidente. Licenciado en Economía y profesor en la Universidad Católica Argentina, trabajó para JP Morgan, presidió la filial argentina del Deutsche Bank, y creó hace ocho años la firma Axis dedicada a los fondos comunes de inversión.