Los servicios globales: un sector que le gana “por lejos” a otros
10 mar 2017
Los llamados “servicios no tradicionales” o “globales” casi no existían en el Uruguay de hace un cuarto de siglo. Cuando se hablaba de servicios, turismo y logística era lo que venía a la mente, pero poco más. En 1990 los no tradicionales representaban solamente el 2% de las exportaciones nacionales, número que para 2015 había trepado a 21%.
A impulso de una serie de fortalezas en las que Uruguay hizo foco, el país logró convertirse en un punto atractivo para que compañías extranjeras decidieran localizar ciertas actividades en sus costas.
Arquitectura, ingeniería, servicios financieros o relacionados con tecnologías de la información, por mencionar algunos. La lista de los servicios que Uruguay exporta en este terreno es extensa, y uno de los objetivos del gobierno es volver al país un jugador todavía más seductor para que crezca la cantidad de firmas que pongan sus ojos en él cuando buscan mercados de donde obtener estos servicios.
La voluntad del Poder Eje-cutivo de tonificar este tipo de exportaciones se reiteró ayer, durante la segunda edición del Uruguay Business Experien- ce, organizado por el instituto Uruguay XXI. El ministro de Economía y Finanzas, Danilo Astori, fue uno de los primeros oradores en la mañana de ayer en el hotel Hyatt. Destacó que los servicios globales son de las actividades que más se han expandido en la última déca-da, y que ya representan arriba de la mitad de todas las exportaciones de servicios a nivel mundial.
En relación a la trayectoria de Uruguay en esta área, dijo que se trata de la actividad que ha tenido mayor dinamismo “por lejos” en los últimos años, al tiempo que sostuvo que el país es una “plataforma estratégica” para ellos. Es un sector de “gran potencialidad” para el país, agregó el ministro.
Algunos números dan cuenta de este papel relevante que los servicios globales han sabido ganarse: más de 2.000 empresas los exportan desde Uruguay, esas firmas emplean alrededor de 20.000 personas. En 2014 (último dato disponible) las colocaciones llegaron a US$ 2.854 millones: fueron 18% de las exportaciones totales de bienes y servicios del país y cerca del 5% de su PIB.
¿Por qué una empresa extranjera elegiría a Uruguay para abastecerse desde él de algún servicio de este tipo? Astori enumeró algunas razones: adecuado clima de negocios; institucionalidad “propicia” para promover y hacer crecer este sector; estímulos económicos “muy importantes” (sobre todo desde el punto de vista tributario, precisó); y orden macroeconómico.
El secretario de Estado también hizo hincapié en que los servicios globales “agregan valor” a otros sectores. En el caso de Uruguay, indicó, esto es evidente en la producción agroalimentaria.
A la hora de mencionar qué aspectos Uruguay debería mejorar para ser más competitivo en este sector, el jerarca expresó que hay que “avanzar” en materia de infraestructura. Si bien indicó que en algunas áreas Uruguay está “muy bien” (puso como ejemplo las telecomunicaciones), en otras “es necesario que el país siga mejorando”.
Asimismo, mencionó otro de los desafíos —uno de los “más grandes” que plantea el sector, dijo— que apareció de manera reiterada a lo largo de varias de las exposiciones: la necesidad de formar personas para que estas empresas encuentren en el país el talento humano que necesitan.
Ventajas y desafíos.
A su turno, los economistas Pablo Rosselli —socio y asesor financiero de Deloitte— y Mercedes Comas —gerente senior de PwC— hicieron un repaso del escenario mundial y regional, antes de detenerse en qué está pasando en el país y qué puede suceder de ahora en adelante. Los expertos también detallaron qué aspectos vuelven a Uruguay un destino tentador para una compañía que baraja desde dónde acceder a algún servicio de este tipo.
Sobre esto último, Rosselli dijo que el clima de negocios es “sumamente atractivo” en el país, que posee instituciones “sólidas” y que sus niveles de corrupción son “bajos”.
Su economía, agregó, se vio afectada por el descenso en los precios de los commodities, que además encontró al país “con algunos desequilibrios macroeconómicos”, lo que explica la desaceleración de la actividad (el PIB lleva dos años de menor crecimiento). De todas maneras, destacó, evitó la recesión.
El desafío número uno para el gobierno a nivel macroeconómico es mejorar las cuentas públicas, dijo.
A nivel internacional, Rosselli apuntó que —salvo la suba de tasas por parte de la Reser-va Federal estadounidense que asoma en el horizonte— hay varias señales “favorables” en la economía mundial para los países emergentes. Por ejemplo, los precios de las materias primas, en algunos casos, muestran señales de repunte. Estas son buenas noticias para Uruguay.
Además, la situación de caída de la economía latinoamericana —arrastrada por los colapsos económicos en grandes mercados como Brasil, Argentina y Venezuela— se revertiría este año.
Comas indicó que esta expansión de la actividad en la región se traducirá en más negocios para Uruguay.
El país, dijo, tiene “reconocidas ventajas” en la región para instalar negocios de largo plazo. En contra tiene un factor limitante: la escala. Más allá de esto, la economista dijo que los activos del país no cambiarán, pero sí resaltó el desafío que implica la mano de obra.