Ingreso de inmunizados contra el COVID-19 al CTI es casi nulo
Entre una muestra de 290 pacientes graves con COVID-19 que ingresaron a una unidad de cuidados intensivos de Uruguay a partir de la última semana de abril, uno solo estaba completamente vacunado.
Entre una muestra de 290 pacientes graves con COVID-19, que ingresaron a una unidad de cuidados intensivos de Uruguay a partir de la última semana de abril, solo uno estaba completamente vacunado y se había enfermado, según consta en el parte médico, más de 15 días después de haber recibido la segunda dosis.
Aquellos que fueron trasplantados tienen “alto riesgo” de desarrollar COVID-19 con síntomas graves. Por eso, aclaró la infectóloga, “es una población priorizada para la vacunación, porque, aunque la respuesta (inmune) sea menor, siempre será mejor que se esté vacunado”.
Frantchez participa de una investigación centrada en la detección de anticuerpos circulantes en pacientes con trasplante renal. El estudio incluye la estimación de la duración de los anticuerpos según el tipo de vacuna que le fue administrada a la persona, aunque hasta el momento no hay resultados concluyentes.
La muestra observada en los CTI corresponde a los pacientes de quienes la Sociedad Uruguaya de Medicina Intensiva (SUMI) accedió al historial completo. Como se trata solo de un tercio de los ingresos con COVID-19 a cuidados intensivos, los datos no son extrapolables al global de la población.
Entre el resto de los que habían recibido alguna dosis, pero que todavía no estaban inmunizados al momento de haberse infectado, a cuatro les habían administrado la vacuna Coronavac, a tres la de Pfizer y a dos la de AstraZeneca.
La ocupación de camas en CTI por parte de pacientes con COVID viene en un leve descenso -tan leve que la gráfica parece una meseta- desde que comenzó mayo. Según el presidente de SUMI, Julio Pontet, “es probable que sin las vacunas no estaríamos observando ese freno”.
Frantchez explicó que “el descenso de los casos graves es uno de los primeros efectos esperables que se van a ver con las vacunas que se están administrando en Uruguay”. La que recibe la mayoría de la población, Coronavac, tiene “alta eficacia en la prevención de los casos moderados, graves y muertes”. Y más de un 40% de las personas mayores de 80 años, una población de riesgo de adquirir una enfermedad severa, ya tiene dos dosis de la vacuna Pfizer.
Por el momento, dice la infectóloga y el intensivista, no se puede hablar de un “efecto vacuna” constatado en los ingresos al CTI. “En Israel se ha vacunado a gran escala, pero también se ha realizado un estricto confinamiento cuando aumentaban los casos. En Chile, con gran vacunación, no se han visto resultados todavía”, añadió Frantchez.
El estudio “Dinámica de COVID-19 después del programa nacional de inmunización en Israel”, que publicó la revista Nature, reveló que en ese país de Medio Oriente se observó “una disminución mayor y más temprana de casos de COVID-19 y hospitalización en individuos mayores de 60 años (que fueron los priorizados en la vacunación). Esa tendencia estuvo más marcada en las ciudades que más rápidamente han vacunado. “Este patrón no se observó en el confinamiento anterior (que tuvo Israel)”.
Frantchez aclaró que para el caso uruguayo “no es esperable que bajen los casos positivos con la vacunación sola”. La Coronavac, explicó, “no evita la transmisión ya que la persona puede presentar la infección asintomática o muy leve y seguir contagiando”.
Dada la situación epidemiológica actual, insistió la especialista, “sí o sí hay que disminuir la transmisión viral con mascarilla, distanciamiento, medidas de higiene y reducción de la movilidad”.
El “efecto vacuna” sí se está consolidando entre el personal de la salud. Pontet lo observa en la reducción de la cuarentena de los equipos médicos, y el matemático Ernesto Mordecki lo viene graficando: hace nueve semanas que los nuevos contagios entre los trabajadores sanitarios caen en relación a los nuevos infectados a escala de todo el país.
Las buenas noticias, sin embargo, no compensan un escenario que el intensivista Pontet sigue catalogando de “desafiante”. Ayer, por ejemplo, había 13 de las 54 unidades de cuidados intensivos que monitorea SUMI que tenían más de un 85% de camas ocupadas (cifra que los intensivistas definen como “estado de saturación”).
No solo eso. Ayer ingresó el primer paciente del año con la gripe Ah1N1. “Si los virus de la influenza empiezan a circular más que el año pasado, la situación será muy difícil porque estamos llegando a la época de frío con muchas más camas ocupadas que en 2020”, explicó Pontet.
En este sentido, la responsable de la campaña antigripal, la pediatra Alicia Fernández, pidió a la población “no descuidar” la vacunación contra la gripe. Ese otro efecto también repercute en cuidados intensivos.
Cifras de la pandemia
Hasta ayer había 368.585 personas aguardando por la confirmación del MSP para recibir una fecha para vacunarse. Dentro de esa cifra se encuentran los jóvenes de entre 18 y 30 años que serán notificados a fin de mes.
Según el monitor de vacunación del Ministerio de Salud Pública (MSP), ayer se alcanzó un total de 37,6% de la población con la primera dosis de la vacuna contra el COVID-19 y un 26,4% con la segunda.
En cuanto a la vacunación por departamento, Durazno y Rivera siguen posicionándose como líderes en inoculación y ya pasaron el 36% de la población vacunada con ambas dosis. Canelones aún es el que vacunó en menor escala, con un 16,9% de segundas dosis administradas.
El secretario de la Presidencia, Álvaro Delgado, informó que el 28 de mayo llegarán a Uruguay 550.000 dosis de la vacuna de Sinovac, completando así el último lote de dosis contra el coronavirus que compró el país al laboratorio chino. “Esto permitirá agendar a menores de 31 años”, señaló el jerarca en una conferencia de prensa en Fray Bentos (Río Negro). Delgado dijo además que los cinco embarques anunciados de vacunas de Pfizer para mayo se adelantarán y serán todos de 120.000 dosis y no de 80.000 como eran hasta ahora. Hoy sábado llega el primero de estos cinco embarques adelantados.